Vampire Weekend
Vampire Weekend
XL Recordings
29/Ene/2008
"Transfusión, fusión y función"
La fusión de corrientes en la que impera el Pop y el Rock casi siempre ha causado resultados que marcan época en la música. Recientemente ha vuelto a mi una etapa en la que escucho aquella primer gran trilogía de Santana, uno de los guitarristas más peculiares de la historia del Rock, mexicano de nacimiento, que gracias a esa sangre e influencia Latina pautó un nuevo estilo. Casi unos 20 años más tarde, Paul Simon hizo otro de los crossovers más fructíferos en la cronología musical, uno llamado Graceland (1986) que llegó un momento crítico de su carrera. Incluso en el Jazz, cuando Miles Davis en ese tributo a Jack Johnson hizo converger de manera perfecta su mundo, su trompeta y el Rock, un Rock que se pensaba, no llegaría para quedarse pero sí para conocer el Jazz. Mas para hacer esto, prácticamente los astros deben estar alineados; no sólo es fusionar, sino saber plasmarlo en el contexto en el que se concibe, subyacente a esto, las letras, las formas y qué tanto se apegan a la tendencia, es algo fundamental. Por eso los discos mencionados son hoy por hoy, clásicos absolutos.
Siglo XXI, año 2008; cuando la primera década del milenio ya había pasado muerte y resurrección, la etiqueta Neo ya se utilizaba para definir esos viejos estilos que por nuevos nombres sonaba a años 2000s y al mismo tiempo ya estábamos hastiados de copias y copias de los nuevos representantes del género y de la sobrepoblación de banditas de Indie Rock; es entonces donde llega Vampire Weekend a dar un golpe de timón, retomando directamente la herencia del Paul Simon de Graceland y Rhythm Of The Saints que, además de ser claro, los mismos integrantes de la banda aparecieron en el documental de los 25 años de Graceland hablando de la influencia que causó este disco en su estilo. Pero yendo un poco más allá de lo evidente, Ezra Koening declaró que también mucha de su inspiración llegó a partir de un viaje a India donde pudo reflexionar sobre los contrastes entre su cultura y aquellas que acababa de conocer.
Ahora, tomando en cuenta la imagen burguesa y hasta ñoña de sus integrantes, además de que provenían de la universidad de Columbia, fue al inicio igual parte de sus virtudes como de argumentos para sus detractores. Que si a lo mejor por su perfil de niños ricos y blancos de Nueva York tuvieron el camino puesto para llegar a ser la banda sensación mucho antes de que su debut siquiera estuviera grabado. Después salieron a decir que realmente su camino había sido difícil, y que realmente no habían nacido en cuna de oro. Pero dejando eso de lado, lo cierto es que Ezra Koening, ya llevaba tiempo labrando su carrera y él, junto a Chris Tomson desde mucho antes eran devotos del World Music, particularmente la africana, y que si evidentemente sus historias estaban impregnadas de referencias y situaciones de la primera clase, era porque cual sea el motivo convivieron con ello.
Yendo a materia musical, creo que aún con sus pormenores o su inmadurez, el debut de Vampire Weekend se ha consagrado por la forma tan fidedigna en que revivió una de los estilos que nunca podrán sonar ni anticuados ni adelantados, pero como lo decía al principio, de traerse de la manera correcta al contexto actual, marcará época. Desde "Mansard Roof" que fue uno de sus sencillos previos, demostraron mucho, la voz todavía infantil de Ezra, la excelsa aptitud de Rostam para las motas y lineas de teclado de carrusel, Tomson y sus malabares a percusión y un Baio siempre inquieto en el bajo. Era una canción que más que notarse sencilla o excedida de creatividad se trataba de un extraño equilibrio entre estos intervalos, un exceso de creatividad acomodado en una estructura sumamente sencilla: verso, verso, música, verso, música. Sucede igual con "A-Punk", donde además dejaron uno de los main riffs de guitarra más característicos de los tiempos. Lo mismo decir de "I Stand Corrected" aunque resalta por ser la única canción en un mood más melancólico, ésto por su mensaje más claro hablando de errores en una aparente relación, se percibe incluso en el canto de un Ezra más cabizbajo. Porque, también hablan de amor como en "Campus", y lo retratan bien en un cotidiano día de universidad en el inmueble escolar.
También es un gran álbum porque deja claro que así como hay piezas que parecen maravillosos productos de la casualidad, otros demuestran su talento en la composición y los arreglos, créditos para Rostam Batmanglij por supuesto. Hay muestras de ello en casi todas las canciones, teclados por aquí y allá, el xilófono que tanto le gusta, o apariciones de cuerdas tanto de chelos como de violines, pero si hay que remarcar una en especial sería "M79", que transcurre como un ensamble más educado entre el Vampire Weekend habitual y los instrumentos de academia. Ahí está además, el nudo y la inmediatez con la que "Walcott" sale a la carga y también se toma sus puntos de descanso sin equivocarse en la ejecución.
Referencias líricas en "Oxford Comma" que parte de una referencia gramatical para después irse hacia otros rumbos donde Koening da una lección sobre las mentiras de la apariencia dejando la responsabilidad del gancho melódico en su voz. En el colmo de estos señalamientos a través de palabras, de su clase pudiente y sus africanismos, está "Cape Cod Kwassa Kwassa", que toma nombre de un baile tradicional del Congo y a la vez, hace menciones de marcas como Louis Vuitton, Benetton y un cameo citando a Peter Gabriel de la manera más fuera de lugar imaginada, pero lo que vale la pena es su base sustentada en congas y ese serpenteante hilo hecho por sus cuerdas. Al igual "Bryn" crea una estupenda base por momentos apoyada en side-sticks y un riff que cae deslizándose por platillos y bongos además con certeros acentos de violín. De cierto modo, "One (Blake's Got A New Face)" también parte de estos valores, pero ya daba muchas muestras a futuro de su subsecuente Contra con una dinámica muy sabia entre congas, hi-hat, bajo, tarola y esos repiques de un teclado teñido de color que parecen más semejantes a una canción como "Run" o "White Sky" que a cualquiera de este homónimo.
A 10 años de distancia, el disco debut de Vampire Weekend queda como otro de los causantes de que se siga creyendo en el hype al rededor de una banda que está por liberar su primer material, y aunque la cuota de tener 3 discos en 10 años parece poca incluso para la era en que vivimos, también han dejado claro que la tarea de hacer música se la toman en serio, dando siempre pasos para estar en nuevos terrenos con cada disco que sacan. El en aquel día cuarteto reavivó la llama de este Pop inquieto, juguetón, creativo, un tanto más artístico y con protagonismo importante en la percusión que parecía nadie se había atrevido a adecuar a la actualidad; ellos lo hicieron y lo hicieron bien, quizá no de una manera perfecta (algo que casi logran en 2010) pero sí de la manera que simplemente trazó el camino.
87%
01. Mansard Roof
02. Oxford Comma
03. A-Punk
05. M79
06. Campus
07. Bryn
08. One(Blake´s Got a New Face)
09. I Stand Corrected
10. Walcott
11. The Kids Don't Stand a Chance
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