The XX
The XX
Young Turks Records
14/Ago/2009
"Redefinición"
En el mundo hay grandes historias que nos hacen pensar en la existencia del destino, historias donde basta que un par de personas se conozcan para cambiar panoramas y romper convenciones en grande, imponer tendencia y generar toda un movimiento al rededor de su obra. Una historia similar tienen Romy Madley-Croft y Oliver Sim, una singular pareja londinense quienes desde el jardín de niños fueron amigos cercanos; juntos aprendieron a escribir, leer, desarrollaron interés por la música y aprendieron a cantar al mismo tiempo, teniendo la suerte de ser una mancuerna perfecta como dueto, desarrollando una gran química y buscando la manera en hacerse sonar juntos desde su adolescencia temprana. Con sólo 16 años decidieron formar su propia banda invitando a Baria Qureshi en teclado y segunda guitarra, y un año más tarde reclutaron al entusiasta DJ amateur Jamie Smith.
Con esta alineación la banda pasó años aprendiendo el valor de los silencios y tomaron las riendas sobre sus influencias para lograr un híbrido de Pop electrónico de tallado R&B, siendo MySpace el medio perfecto para difundirlos y captando el interés de Young Turks, quienes les ofrecieron un contrato para grabar. Ahora, la importancia de esta parte de la historia radica en la cantidad de productores que colaboraron con The XX y fueron rechazados, ya que ni trabajando con Diplo en la consola de sonido lograron cristalizar su visión de estas maquetas. No fue hasta que los cazatalentos y altos mandos de Young Turks se dieron cuenta que debían dejar total responsabilidad a sus mismos creadores para cuidar las maneras y fines, entendiendo de inmediato el concepto de la banda en el que se tomaban los espacios en blanco de cada canción como elementos que aportaban a la profundidad de la música, y no como contenedores vacíos para rellenar con adornos y detalles.
Como resultado final tenemos una de las expresiones más innovadoras y sofisticadas de Pop que se habían escuchado hasta ese momento; una mezcla sensual de vocales R&B mesuradas por parte de Oliver y Romy acompañadas por rasgueos livianos de guitarras, un bajo y kick drums electrónicos dignos del UK Garage al que Jamie siempre fue devoto. Quedando de lado el ambiente fiestero de celebración continua que The Black Eyed Peas habían hecho tendencia unos meses atrás con "I Gotta Feeling", las bandas revival de guitarras que había dado el Indie 2000's, o esa fugaz ola del denominado Nu Rave; de hecho todo eso se contrarresta cambiando la producción sobresaturada con soundscapes totalmente vacíos, donde pequeños adornos que asemejan silbidos o viento soplando complementan instrumentos pulcros. Aquí la estética es totalmente limpia, sin margen de error para desentonar o descarrilar el sonido hacía tangentes inesperadas, de hecho el álbum jamás despega, siempre se queda en la tranquilidad de las notas medias y podría decirse que rápidamente se crean una zona de confort donde la única variable real son los adornos de consola y pads electrónicos. De ahí proviene la efectividad de canciones como "VCR", que inaugura el viaje dentro del sonido convencional del grupo con su entrañable línea de xilófono que sin querer ya nos adentró en el juego de la banda.
Y si volteamos a ver el catálogo de sencillos que se utilizaron para promocionar aquel debut, podemos darnos cuenta de que utilizaron las canciones correctas, muy lejos del silogismo que reza "si todas las canciones del álbum son buenas, todas podrían ser singles", porque aquí tenemos cuatro piezas que resumen bastante bien la premisa del álbum: "Crystalised" como el hit que nos muestra la química entre sus vocalistas a través de líneas de guitarra sencillas pero efectivas. "Basic Space" revelándonos una de las caras más minimalistas del cuarteto donde Jamie brilla con mayor intensidad por utilizar sabiamente bajos y kick drums para mezclarlos con cada instrumento a lo largo de la canción en una temprana muestra de talento para generar ritmos electrónicos de calidad. Por su parte, "Islands" posee uno de los vídeos más creativos, crípticos y potentes en la carrera de la banda, por no decir de la década en general, algo que le queda como anillo al dedo a la música porque la canción puede ser fácilmente la más placentera del álbum. Conjugando los mejores elementos de The XX con un sintetizador suave pero animado, es la manera en que tocar temas de fidelidad y dejar atrás malas experiencias, toman un nuevo nivel de profundidad para el dúo en micrófonos.
Siendo honestos, uno de los principales problemas que trae el escuchar este álbum en 2019, a 10 años de su lanzamiento, es que ha sido víctima de la propia ola que generó. El mercado está tan saturado de artistas que bien han intentado emular la fórmula o darle su propio toque, al grado que pronto se hace monótono; para rescatarnos de esta situación entra en juego el factor de la corta duración del disco (38 minutos la versión estándar), pero esto también nos puede hablar del movimiento seguro que hizo The XX de lanzar sólo cortes que aseguren un lugar en grandes radios y listas de éxitos en lugar de aportar o desarrollar mejor las ideas más interesantes que se quedaron suspendidas a lo largo del viaje, como una mayor experimentación de las bases electrónicas o generar sonidos envolventes con el reverb en la guitarra de Romy.
En todo The XX no se usan más de tres acordes de guitarra por canción, también un arma de doble filo tanto en el sentido de que funciona a favor de la sofisticación de la música por medio de melodías sencillas pero poderosas, como decir que también son canciones simples, justificando apenas el trillado dicho de "menos es más". De igual manera, ambos vocalistas se encuentran cantando en notas bajas casi todo el disco, apenas Romy desboca con algún boost para mantener la intensidad de los puentes como en "Shelter" o "Islands"; hablando en un aspecto más general, aquí tenemos un trabajo que oscila en la tranquilidad, de hecho, el efecto dado por las voces apagadas puede asimilar al famoso ASMR, puesto que proporciona un sentimiento de apego e intimidad.
El álbum no despega jamás y no tiene por qué hacerlo, el concepto de sonido tranquilo sirvió para superar fácilmente las 11 canciones y eso nos habla de que The XX se definió para bien, un estilo propio, a pesar de la facilidad con la que se puede arremeter contra lo que ofrece. Para este apartado, la banda tomó como referencia el R&B sensual pero introspectivo de artistas como Aaliyah, al grado de tener un cover/remix de "Hot Like Fire" como bonus track, así como también se pueden escuchar referencias a Pharrel Williams (The Neptunes). La química y suavidad entre Oliver y Romy nos trae a la mente de inmediato a Belle & Sebastian, mientras que el bajeo visceral y oscuro pero pulcro que escuchamos en canciones como "Stars" nos habla de The Cure o hasta Interpol como rasgos en la mezcla.
Es cierto, podemos debatir la calidad de un álbum como este, pero es unánime reconocer que aportó un gran respiro de aire fresco a la escena alternativa y su influencia en muchos ámbitos culturales como estéticos, es innegable; desde sus portadas o vídeos minimalistas, o que el vestirse sólo de negro dejó de ser gótico para ser pulcro y reservado, en fin. La existencia de Wet, London Grammar, XXYYXX, Chet Faker, CHVRCHES, Billie Eilish, HONNE, Oh Wonder, FKA Twigs, Banks, Odesza o Lapalux existen gracias a que éste álbum popularizó y definió este estilo de Pop, de hecho les abrió el mercado tanto a ellos como a James Blake cuando lanzó sus primeros EP's; artistas como School of Seven Bells, Drake, Chairlift (en su momento) o Phantogram renovaron sus respectivos sonidos (y carreras) gracias a que se inspiraron de la obra que este grupo estaba trayendo a la mesa. Rihanna los ha sampleado y hasta Shakira le hizo un cover a "Islands", eso sin olvidar el polémico comercial en el que Hugo Boss plagió el "Intro" del disco...
The XX es un álbum de esos que debes escuchar antes de morir, una pieza clave para entender cómo es que se ha apostado por la sofisticación de la música mediante minimalismo electrónico impecable, pero no sólo eso, sino que por si mismo el disco en una obra redonda que puede hacer cambiar la forma en que escuchas la música. Podemos afirmar desde ya que es un clásico de su género al que no le cayeron del todo bien los años, pero sigue de pie con firmeza imponiendo tendencia, ¿o acaso creen que Billie Eilish de verdad es "la niña prodigio que revolucionó el Pop"?
88%
01. Intro
02. VCR
05. Heart Skipped A Beat
06. Fantasy
07. Shelter
09. Infinity
10. Night Time
11. Stars
Por: Sebastián López Seguir a @sebas_0132
Merecía más :(
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